Intervención militar y referéndum express

Crimea ha vivido en apenas tres semanas un proceso de desanexión de Ucrania y anexión a Rusia mediante una novedad en el uso de las fuerzas armadas, la intervención “anónima”.

El territorio queda a la expectativa de la decisión de Vladimir Putin. Si es un territorio de pleno derecho de la Federación Rusa o si en queda en el limbo legal como otros estados no reconocidos.

La península de Crimea ha vivido en un lapso de tiempo de tres semanas una intervención militar de fuerzas armadas sin identificar ni reconocer su pertenencia oficialmente por ningún país, aunque su origen ruso es innegable, seguida del anuncio de una consulta popular para decidir el futuro del territorio.

En la consulta, pensada en un principio para finales de mayo y adelantada al día 16, los habitantes de Crimea debían elegir entre dos opciones. Por un lado integrarse en Rusia, o permanecer en Ucrania, aunque con más autonomía. Celebrada la consulta ha vencido con gran claridad la primera opción. Lo cual deja vía libre a que sea Rusia la que elija el destino de Crimea.

El parlamento ruso ya votó a favor de permitir la integración de Crimea en la federación, pero la última decisión queda en manos del presidente ruso Vladimir Putin. Es él el principal punto de interes ahora. Ya que según lo que decida Putin, Crimea será o bien un territorio de pleno derecho de Rusia, o bien quedará en el limbo legal como una territorio con un estatus no reconocido por la comunidad internacional, solo reconocido por Rusia y algún estado menor, como ocurre con Abjasia u Osetia del sur.

Independientemente de la decisión que adopte Putin y el estatus final de Crimea, queda claro que la política internacional va a estar movida en los próximos meses y posiblemente años. Presencia de población rusa existe en muchos de los países de la ex Unión Soviética, especialmente en los aliados de Moscú Bielorrusia o Kazajistán, pero también en los Países Bálticos u otros territorios de Ucrania.

Ello unido a la ofensiva de Moscú en el campo diplomático y militar, aunque de una forma sin violencia directa por ahora, deja patente que la situación de equilibrio reinante en Europa oriental desde el fin de la URSS ha terminado.

El punto de tensión se traslada ahora al este de Ucrania, donde la minoría rusa es importante, aunque menor que en Crimea. A ello se une la radicalización de las fuerzas nacionalistas de derechas en Kiev. Ya en las últimas semanas se han sucedido enfrentamientos que han comportado la pérdida de vidas humanas. Esta tensión también ha conllevado la movilización parcial de los ejércitos rusos y ucranianos en la frontera común. El juego diplomático continua, y a día de hoy es cada vez más complicado predecir la evolución de la situación.

 

*Publicado originalmente en GARA (18/03/2014)

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